lunes, noviembre 03, 2014

Las lenguas de India: del sánscrito al bengalí. (Parte I)

Lenguas indoeuropeas se extienden por los dos continentes entre los que vivo. Paso de un extremo a otro, de la frontera más oriental a la más occidental de los reinos lingüísticos. Cierto, la lengua indoeuropea más occidental es el islandés, pero el gallego también está en el abismo del Océano Atlántico. Por otro lado, el bengalí y el asamés son las lenguas indoeuropeas más orientales. Entre ellas, un amplísimo espectro de lenguas indoeuropeas se despliega, conviviendo con otras familias lingüísticas.

Trazar el origen del bengalí es trazar la historia de India. Desde los habitantes originales del subcontinente pasando por la invasión aria, sin olvidarnos de las invasiones turca, afgana, inglesa, portuguesa, francesa; una intrincada madeja que desenredar.

Pero hay buenas noticias: ya se ha desenredado. Lo hizo Suniti Kumar Chatterjee en su libro The origin and development of Bengali language, que contiene más de 1000 páginas en las que se relata el desarrollo histórico y lingüístico de la India aria, de la India indoeuropea.


Todo empezó hace mucho, mucho tiempo. Seguramente ya habéis oído hablar de la civilización del Valle del Indo, o Harappa, y de la ciudad de Mohenjo-Daro. Y si no habéis oído hablar de ellas, ya podéis ir viendo este vídeo de The Crash Course que explica lo básico. La India de Mohenjo-Daro es una India pre-indoeuropea, y su idioma está todavía sin descrifrar, aunque ya ha habido varios avances gracias a los persistentes intentos de leerlo (de entre los que uno de los más interesantes es, desde mi punto de vista, el de Rajesh Rao que podéis ver en TED Talks). La mayoría de los estudios - aunque no todos - están de acuerdo en que no es una lengua indoeuropea, sino dravídica, familia a la que pertenecen las lenguas que se hablan hoy en día en el sur de la India. A pesar de que todavía no se ha descifrado la lengua de Harappa, hay otras razones, para sostener la hipótesis dravídica:

1) En la zona de la actual Pakistán, se habla aún una lengua dravídica, el brahui, a flote rodeada de lenguas indoeuropeas. Hay otras pequeñas islas de lenguas dravídicas en el norte de India, de habla indoeuropea, cada vez más abundantes a medida que bajamos hacia el sur.

2) Las ideas escritas en los Vedas, sobre todo en el RigVeda, escritos en una lengua indoeuropea, son radicalmente diferentes de las ideas presentadas en los textos dravídicos más antiguos. Los Vedas muestran una perspectiva de la vida y del mundo típica de pueblos conquistadores y guerreros, acostumbrados a pelear, y hablan de caballos, carros, armas, etc. En los restos arqueológicos de la civilización del Valle del Indo, en cambio, no hay restos de caballos ni de carros (no tenían la rueda) ni de armas.

3) Las diferencias étnicas y genéticas entre los indios del norte y los del sur.

4) El sustrato dravídico que existe en las actuales lenguas indias. La compleja gramática de la lengua en que están escritos los Vedas siguió un proceso de simplificación influenciada por las dravídicas (simplificación del sistema temporal verbal, pérdida de las formas modales, y de los modos excepto el indicativo, etc.), y también ciertas modificaciones fonéticas (escasez de consonantes fricativas, presencia de consonantes retroflejas), rasgos típicos de las lenguas dravídicas. Las lenguas indoeuropeas no indias, incluso su más antigua lengua hermana, el avéstico, de la vecina Irán, no muestran esas características.


El mejor mapa lingüístico de India que he encontrado


A las lenguas de India se las llama "Indo-Arias", para diferenciarlas de las lenguas indoeuropeas no indias y de las lenguas indias no indoeuropeas, a partir del nombre común de "ario" que se ha dado a los diferentes pueblos y tribus de lengua y cultura indoeuropea que entraron por oleadas en India vía Mesopotamia (hipótesis que Chatterjee apoya por la similitud de algunos nombres mesopotámicos con palabras indias, las coincidencias entre algunas deidades y mitos, como el del Diluvio Universal, y por las pruebas arqueológicas de objetos Babilónicos encontrados incluso en la India Central). Las lenguas indoeuropeas que hablaban estos primeros grupos de invasores se denominan "Antiguo Indo-Ario" , y es una de estas lenguas la registrada en los Vedas, que por comodidad y a falta de un nombre mejor, se denomina Védico. Entre los cuatro libros de los Vedas hay algunas divergencias, lo que demuestra que los arios no eran un grupo unido que hablaba una sola lengua, sino que había pequeñas diferencias dialectales, como es natural en cualquier territorio amplio con concentraciones de población dispersas.

Las antiguas lenguas indo-arias evolucionaron en las líneas de simplificación que expliqué brevemente arriba, en el punto 4, como se ve en la lengua literaria que se eligió para escribir los Brahmanas, los siguientes textos religiosos y culturales más importantes después de los Vedas. En el territorio conquistado por los arios, que hacia el año 1000 a. C. se extendía desde lo que hoy es Afganistán hasta Bihar - el Aryavarta - se hablaban diferentes variantes de ese Antiguo Indo-Ario en un continuo en el que sólo las lenguas de tierras más cercanas serían claramente inteligibles. Era la lengua literaria (el Védico, la lengua de los Brahmanas) la que los unía de un extremo a otro.

Sin embargo, siguiendo el curso de evolución lingüística natural, las lenguas vernáculas se distanciaban cada vez más y más de aquella lengua literaria en la que se escribía - y también unas de otras. Durante los siglos VII y VI a.C., los sacerdotes y profesores Brahmins y la aristocracia guerrera Ksatriya - es decir, las clases altas - intentaron por todos los medios preservar la pureza de su lengua, marcar claramente la diferencia entre su lengua y las lenguas "vulgares" que hablaba la mayoría de la población. Para ello intentaron acercar sus dialectos al Védico de los antiguos textos, especialmente en cuestiones fonéticas. Esto afectó sobre todo en la zona más oriental, la zona de lo que es hoy Bihar, antes Magadha, puesto que era la más divergente de todas, al estar en la frontera y con una mayor influencia de la población dravídica original, además de otras tribus indígenas, como los Kol. Es decir, que en esta zona había una mayor diferencia entre la lengua ideal que las clases altas querían hablar y mantener, y las lenguas vernáculas y las variaciones dialectales de éstas que hablaba el pueblo llano.

De hecho, estas lenguas orientales estaban estigmatizadas, y se consideraban mejores las lenguas y dialectos del Noroeste (lo que es hoy Afganistán y Pakistán). Prueba de ello es que en las obras de teatro de la época, las clases bajas hablaban en Magadhi, aunque en un dialecto depurado y literario; pero éste nunca era usado por los personajes pertenecientes a clases altas. También se menciona en el Kausitaki Brahmana:

"tasmaad udiicyaam disi pra-jñata-taraa vaag udyata,
udanñca u eeva yanti vaacam siksitum, yoo vaa tata aa
gacchati, tasya vaa susruusanta iti."

"En las tierras del norte el habla es pronunciada con mayor claridad,
y hacia el norte van los hombres a aprender a hablar,
y aquel que vuelve de allí es escuchado por todos."
(traducido por mí al español desde la traducción al inglés, no del original, no os vayáis a pensar)

Además, en la actual Afganistán estaba la antigua región de Gandhara, donde existía una ciudad, Takhsashila, en la que había una famosa universidad, donde se enseñaba en una lengua indo-aria muy cercana al Védico. Allí vivía Panini, el primer intelectual indio que compiló una gramática de la lengua literaria depurada que él mismo estandarizó al escribir su gramática, titulada Astadhyayi, en el siglo V a.C. Panini llamó a esa lengua literaria "samskrta" (construida, refinada), es decir, el sánscrito. Para él, que vivía en la zona más al noroeste, esta lengua literaria era muy cercana a la lengua que hablaba, aunque fuera más depurada, por lo que la llamó también "laukika", es decir, "de la gente". Sin embargo, el siguiente intelectual en escribir una gramática del sánscrito, Patañjali, lo denominó "deva-bhasa", es decir, "lengua de los dioses"; tres siglos después del Panini, en el II a.C.

El sánscrito era la lengua literaria, administrativa y oficial, en la que se escribían los documentos importantes, las inscripciones en piedra que dejaban los reyes, las obras literarias; pero como lengua viva, hablada, sólo se usaba en la corte. Y como toda lengua que se habla, enseguida empezó a mostrar divergencias de unas regiones a otras. Pero, a pesar de todo, era la lengua franca, la lengua en la que se entendían de oeste a este y de norte a sur de Aryavarta. Un poco como fue el latín en Europa en la Edad Media. Todo lo que se escribía se adaptaba a las reglas dictadas por Panini, que se consideraban el "cómo debía ser" la lengua literaria en su perfección. Las canciones, leyendas, cuentos que habían pertenecido a la lengua oral y se registraban por escrito, también se modificaban para acercar su idioma lo más posible al sánscrito prescrito por Panini.

No obstante, algunas formas eran prácticamente imposibles de cambiar y se preservaban tal cual, justificando su presencia en el texto diciendo que "así lo dijeron los sabios (rishis)". Además, las personas que sabían escribir y creaban o transcribían, habían aprendido el sánscrito como una segunda lengua, pero ellos hablaban en su vida diaria sus lenguas vernáculas maternas, algunas ni siquiera indo-europeas, sino dravídicas. Por lo tanto, no podían evitar usar en sánscrito expresiones calcadas de sus lenguas maternas, puesto que su trabajo era, en cierto modo, una traducción. Poco a poco fueron ejerciendo una influencia sobre el sánscrito como lengua, que gracias a ellos no se quedó petrificada en la gramática de Panini, sino que fue evolucionando, cambiado su morfología en favor de raíces provenientes de lenguas vernáculas, aumentando su vocabulario con palabras dravídicas e incluso con préstamos del griego o del persa, alterando su sintaxis, simplificando más y más su sistema verbal.

Estamos ya no en la época del Antiguo Indo-Ario, sino que hemos entrado en la era del Indo-Ario Medio.

Y hasta aquí puedo leer, por ahora.



Nota: No le he puesto - ni le voy a poner - los símbolos diacríticos al sánscrito porque no sé cómo hacerlo. Si algún día descubro cómo conseguirlo de una manera sencilla, los añadiré.

martes, octubre 21, 2014

La soledad, por Rabindranath Tagore

Curiosamente, esta descripción de la soledad que Tagore escribió en su correspondencia, me hace sentirme menos sola.

Shilaidaha
Sábado, 30 de Junio de 1894

Pienso que quizá lo mejor sea lidiar con todos los problemas de una sola vez. Con el tiempo, la soledad cristaliza, y entonces a uno no le apetece romperla nunca - porque una vez que la rompes, aunque sólo sea por un sólo día, volver a unir sus piezas resulta algo muy complicado. Por otro lado, es en los primeros días, en que la mente no puede acomodarse en su nuevo solitario nido, cuando uno puede soportar la compañía de sus amigos. Pero ahora que ya he llenado todo mi tiempo libre con mi imaginación - si alguna persona irrumpiera ahora en mi espacio, tendríamos un problema. La imaginación es tan temerosa como un ciervo; al principio cuesta domesticarla hasta adueñarse de ella, y si otras personas entran en los campos donde corre a sus anchas no la volverás a ver hasta pasado un tiempo. Es por eso que, cuando estoy en este reino despoblado en el que mi mente ocupa mucho más espacio que mi cuerpo, prefiero tener la compañía de gente que sea para mí más querida que mi propia imaginación, o gente a la que no tenga ninguna obligación de prestar atención.  Lo díficil es cuando se trata de una persona que está en el medio de ambas categorías. Este pequeño pedazo de soledad es para mi mente su taller, con toda su maquinaria invisible y los trabajos terminados y sin terminar esparcidos por el suelo - cuando un amigo llega, él no es capaz de verlos, y no se sabe dónde puede pisar; se sienta despreocupado, inconsciente, y empieza alegremente a comentar las últimas noticias de actualidad, rompiendo uno por uno los tenues hilos que había tejido tan cuidadosamente en el telar de mi tiempo libre - cuando lo acompaño a la estación y vuelvo solo a casa, a mi taller, puedo comprobar cuánto he perdido. ¡Cómo puede la gente darse cuenta de que estoy ocupado en componer mi vida! Cuando convivimos con otra persona, cada uno compone a la otra persona - guardamos el espacio suficiente para cada uno, de hecho, guardamos tanto espacio para el otro que casi no queda espacio para nosotros mismos. Pero cuando estoy completamente solo - mi "yo" completo no deja ningún margen para nadie más, sino que se expande y se despliega en sus propias composiciones, disponiendo aquí y allá unas cosas finas y hermosas, sin miedo - esas cosas se convierten, en los momentos en que alguien aparece, en grandes problemas... Hay muchos tipos de conversaciones, muchos tipos de trabajos y muchas clases de discusiones que son insignificantes para otros y muy normales en público - pero muy dañinas para mi vida en soledad. Esto sucede porque cuando estamos solos las partes dispersas, secretas y profundas de nosotros mismos se unen y despiertan - es un poco como ser nosotros mismos, tan extraños y salvajes - en esas circunstancias, el "yo" deja de ser adecuado para la convivencia en sociedad, y su naturaleza adquiere cierta unidad, de manera que cualquier cosa que la rompa nos duele profundamente...


Lo mejor del mundo natural es que no se opone a ti; ya que carece de mente propia, no le importa que la tuya ocupe todo el espacio disponible - como un compañero que realmente me acompaña, ocupa un espacio inmenso pero no me quita ni un centímetro de mi propio espacio - no parlotea como un tonto ni discute como un intelectual; duerme en el regazo del cielo como mi pequeña Meera, que es dulce cuando está tranquila y es dulce incluso cuando mueve sus bracitos y piececitos y aúlla a mi alrededor - sobre todo cuando está cuidada, se la baña, se le da de comer y se la viste sin que nada de ello dependa directamente de mí - entonces ese grande, sano y hermoso niño sin lenguaje ni mente es perfecto para mi soledad. Los hombres de palabras, de intelecto y experiencia son agradables sólo en sociedad. Uno no debería expresar pensamientos tan antisociales como estos, pero si estás receptiva a la emoción con la que los digo, entonces quizá no parezcan tan reprochables.

domingo, octubre 19, 2014

La historia del té en India

Cuando mencionamos la palabra "India", ciertas imágenes surgen en nuestra cabeza, evocaciones inmediatas que se han instalado en nuestra memoria a través de cuentos, documentales, películas y quizá alguna clase de historia. Entre esas imágenes, una será sin duda, el té.


Y sin embargo, no siempre fue así. Este reciente artículo de la página de noticias Scroll.in sobre la historia del té en la India me ha parecido tan interesante que no he podido resistirme a compartirlo con vosotros, no traducido literalmente, sino parafraseado. En el enlace tenéis el original en inglés.

La planta del té es de origen chino, y fueron los británicos quienes, completamente hechizados por la bebida, la importaron a India y empezaron a cultivarla usando mano de obra nativa. Al principio, toda la producción de té se exportaba a Gran Bretaña, así que los indios que la trabajan ni siquiera llegaban a probar el producto. No obstante, llegado cierto momento de crisis económica, al principio del siglo XX, en el que bajó el consumo de té y por lo tanto, su lucrativo negocio de exportación, los británicos miraron a su alrededor en busca de nuevos mercados para el té. Y girando su vista 360º grados, lo encontraron en la inmensidad de India.

Así que empezó una gran campaña de marketing para convencer a los indios para que compraran y consumieran té. No fue fácil. No estaban habituados a aquella mezcla caliente, y muchas voces se alzaron  en contra de aquella bebida colonial. Entre ellas, la de Mahatma Gandhi, quien en 1942 dijo: "En mi opinión, la utilidad del té, si es que tiene alguna, es que es una bebida caliente y dulce que contiene un poco leche. Los mismos efectos se podrían conseguir bebiendo una mezcla de agua caliente con un poco de leche y azúcar." 

Los Británicos fundaron un comité para promover el consumo del té en India, el Indian Tea Market Expansion Board. Diseñaron anuncios especialmente atractivos para el público indio en el que tenían que detallar las instrucciones de uso de aquellas extranjeras hojitas. Para aumentar el consumo de té no sólo regalaron té en ciudades y aldeas a precios irrisorios, sino que tuvieron la feliz idea de poner puestos de té en todas las estaciones de tren y puertos, práctica que se conserva hoy en día. Ni que decir que tuvieron un enorme éxito.

La empresaria hostelera india Priya Paul ha coleccionado y conservado muchos de aquellos anuncios que los británicos diseñaron para promover el té entre los indios. La mayoría de ellos siguen una estrategia muy sencilla: mostrar el beber té como una actividad deseable, que el público tuviera ganas de imitar. Algunos mostraban además el té como si fuera un regalo de los indios a los colonos británicos. Otros, anuncios ya hechos por compañías indias tras la Independencia del país en 1947, presentaban al té como un producto 100% Swadeshi, es decir, 100% indio.

Estos son algunos de los anuncios:





En el artículo original tenéis algunas fotos más.

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